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PUNTO DE GIRO

LA DECISIÓN DE CAMILO

Actualizado: 15 oct 2020


Un 21 de junio del 2016, para muchos es un día como cualquier otro; quizás para algunos es su fecha de cumpleaños, aniversario, o simplemente era una cita con el destino. Fue así, como un joven llamado Julián Camilo, encontraría en ella un sinsabor perpetuo.

Él, un joven vigoroso, de apenas 19 años de edad. Dichoso por su logro de estar cursando sociología en la Universidad Nacional de Bogotá.

Sus 1,65 cm de estatura estaban envueltos de una dermis morena pálida similar al color de un tronco, su frondosa cabellera negra como la noche cubría parte de su sien, así como su tímida barba que perfilaba su rostro. Lleno de un humor fuerte y sin censura, que lo caracterizaba.

Original de la ciudad de Villavicencio, proveniente de una familia muy tradicional colombiana, es decir, conformada por un padre, una madre y 2 hermanos mayores. Vivió toda su vida en la capital del Meta, fue allí donde hizo amigos, conoció los problemas, y amó con deseo efervescente a su gran y único amor hasta el final de sus días. Deleito tanta pasión con ella que ni las palomas ni el afán de ser sorprendidos en un cobertizo de algún conjunto, pudieron negarles su éxtasis de amor. En cambio, con su segunda familia, sus amigos, de manera sistemática se vio con cada uno de ellos y organizó una gran despedida, llena de alcohol, de música y de cualquier otra sustancia acorde con el entorno natural donde fue llevada a cabo.


Para las 10:30 de la mañana de ese día, la noticia se rego como virus esparcido en aire. Su madre, Aurora, fue la primera en enterarse lo ocurrido. Fue tanto el impacto de la noticia, que por un segundo ella sintió que el tiempo se detuviera junto con un dolor indescriptible en su corazón y su matriz. Luego siguió padre, José, que al recibir dicha información quedo atónito al óbito de su hijo menor. Seguiría su hermano mayor, Sergio, quién se encontraba viviendo en el país del tío Sam, por medio de las redes sociales él se enteró de la fatídica noticia. Todos tres buscaban con ahínco a su otro hermano, Mauricio, quién se encontraba completamente alejado de la realidad que se venía. Amigos de la familia, primos, tíos y hasta compañeros de trabajo de los Rodríguez-Apolinar le harían saber de lo ocurrido al prójimo de Julián, que de manera imperativa le dirían: “¡Llame a su papá! ¡Llame a su mamá! ¡Vaya hasta el apartamento que mi mamá lo necesita!”. Él (Mauricio), sin pensarlo dos veces, salió corriendo como alma que lleva el diablo, llegando a su destino. Su mamá hecha tragedia por lo sucedido le exclama en medio del llanto: “¡Julián se MATÓ!”.


Según reportes de la policía judicial y de la SIJÍN, el cuerpo fue hallado por la casera de donde él vivía en Bogotá, a las 9:00 de la mañana, aunque el cuerpo ya llevaba horas; al parecer desde horas en la madrugada, más o menos desde la 1:45am. Y fue así, como aquel chico que prometía ser un gran líder político decide suspender su vida. Solo le bastó una viga para colgar una hamaca y un metro de cuerda para Camilo tomará dicha decisión. No antes sin dejar una carta de despedida para su familia explicando el por qué lo hizo, la cual hace parte del material de investigación. Y, en definitiva, Julián Camilo como si fuese un mandato divino, siguió la letra de una canción de LosPetitFellas, por no decir que era su favorita….


“Antes de morir necesito una fiesta

Un beso, una siesta, una noche como esta

Antes de morir necesito una respuesta

Una canción honesta, un romance a la nuestra (…)”


Por: Mauricio Apolinar


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